El verano está terminando, y es importante en este momento mantener cuidada nuestra piel, que se encuentra suave y dorada por los rayos del sol, rayos que han borrado todas las imperfecciones de la misma. El color sano y luminoso adquirido durante este mes tiende a desvanecerse rápidamente debido a un proceso fisiológico de renovación cutánea. A lo largo de este artículo veremos las sencillas reglas a seguir para que nuestra piel mantenga, un poco más, los dulces recuerdos del verano.
Comer “colores»
Aumentar la ingesta de frutas y verduras de color amarillo, naranja brillante y verde oscuro ayuda a mantener la tonalidad dorada. Estos alimentos son una fuente natural de vitaminas y antioxidantes, así como de flavonoides y licopenos, que ayudan a proteger la piel de los daños de los radicales libres. En sus pigmentos se encuentra una sustancia indispensable para mantener la piel sana, el beta-caroteno, precursor de la vitamina A, que permite que nuestro organismo sintetice esta sustancia, a la par que ayuda a aumentar la cantidad de melanina en la piel, que es la responsable de su color. En nuestra lista de la compra no debemos olvidar incluir zanahorias, albaricoques, melocotones, melones, mangos, calabaza, espinacas, pimientos y tomates.
Hidratar la piel por dentro y por fuera
Aunque pueda parecer obvio, es el primer y más importante “truco» para prolongar nuestro bronceado; si la piel se deshidrata, el proceso natural de descamación se acelera, por lo que el bronceado tiende a desaparecer. Para evitar que la piel se seque es necesario beber una cantidad adecuada de agua, fundamentalmente durante las comidas, pero también el resto del día, a la vez que tratamos de mantener la piel hidratada por fuera a través del empleo de cremas que tengan una textura ligera.
Retrasar los baños relajantes e hidromasajes
Un contacto prolongado con el agua tiene a favorecer la descamación de la piel, por lo que en estos momentos es mejor optar por una ducha energizante, en lugar de permanecer sumergidos durante largo tiempo en agua templada y espumosa, evitando, de este modo, el hidromasaje que, con el movimiento forzado del agua y las burbujas, estimulan el rápido desprendimiento de las células superficiales de la piel.
Evitar las lociones y perfumes con alcohol
Los perfumes y las lociones para el cuerpo contienen alcohol, que contribuye a una mayor sequedad de la piel, así como promueve la exfoliación precoz. Por ello, se recomienda que durante los meses de verano y el comienzo del otoño se opten por los clásicos perfumes “hidrolatos» o aguas florales naturales, como el agua de azahar, lavanda y rosas, que combinan su deliciosa fragancia con su función hidratante.
Prestar atención a los ingredientes de las cremas
Muchos productos de gran calidad utilizan, entre sus ingredientes, sustancias exfoliantes, como el ácido glicólico, que favorece la eliminación de los pigmentos de nuestra piel. De este modo, en estos momentos es mejor elegir cremas a base de esencias hidratantes naturales, como la manteca de karité, un verdadero aliado del bronceado, ya que es rico en vitaminas, nutrientes y emolientes. Para la cara, es mejor decantarnos por un producto también natural, como el gel de aloe vera, la sustancia más hidratante que existe, que aplicaremos por la mañana y por la noche a través de un suave masaje.
Con el otoño, llegará el momento de pasar a tratamientos que favorezcan la renovación celular, para evitar que, a la larga, la piel parezca seca y apagada. Así, una tez luminosa y fresca, purificada y pulida por los tratamientos más innovadores, reemplazará al bronceado del verano.
